Nuestra blogger invitada DraViola Brugnatelli es la directora científica de Cannabiscienza, profesora en la universidad de Padua (Italia), y embajadora italiana del IACM (International Association for Cannabinoid Medicines).
Parece que el estrés va de la mano de la cotidianidad de la vida moderna. El estrés derivado del exceso (o la falta) de trabajo, el tráfico, el bombardeo continuo de información, los ritmos frenéticos impuestos por la sociedad; y, más recientemente, estar confinado en casa con el miedo de ser una persona infectada, o por la incertidumbre del futuro.
Vivimos con estrés y, mientras que algunas personas parecen haberse adaptado bien a esta situación; para otras, esta podría derivar en problemas importantes. A menudo, estos problemas pueden generar ansiedad, afectándonos a nivel psicológico y en nuestras relaciones interpersonales.
La planta de la Cannabis sativa siempre ha sido vista como un remedio contra el estrés y para reducir la ansiedad. Pero, si bien su efectividad parece ser algo aceptado, de qué manera operan los mecanismos del cerebro que intervienen en este proceso, no se sabe todavía. No obstante, se han publicado estudios que revelan uno de los posibles mecanismos por los cuales el sistema endocannabinoide está implicado en la prevención de la ansiedad, inducida por el estrés. Estos estudios indican el potencial del cannabis para tratar el estrés.
Introducción a la ansiedad provocada por el estrés
Pero, antes de nada ¿Qué es el estrés? El estrés es una alteración en el equilibrio de un organismo (homeostasis) causada a la vez por factores internos y externos, frente a los cuales el individuo reacciona. ¿Cómo? Bien cambiando su equilibrio interno para adaptarse al entorno, bien modificando el entorno para adaptarlo a sus necesidades.
Por lo tanto, el estrés no es siempre un factor negativo. De hecho, es parte de lo que se conoce como el síndrome general de adaptación (GAS, por sus siglas en inglés), donde el individuo actúa frente a presiones ambientales. Cuando una persona ha vivido en contacto con naturaleza hostil, ha necesitado reaccionar a cada pequeño estímulo y adaptarse inmediatamente para ser capaz de salvar el pellejo. Esto ha sido lo que ha ocurrido durante miles de años. Con el advenimiento de la modernidad, los riesgos comenzaron a disminuir.
Sin embargo, la habilidad de reaccionar ante estímulos no ha menguado. Hace tiempo, el estrés lo causaba el olor de un depredador o un ruido desconocido, y nos preparaba para escapar; mientras que ahora, lo que se conoce como estresores o factores estresantes, son más intangibles. En lugar de prepararnos para la lucha, pueden causar desequilibrios psicofísicos que, en algunos casos, conducen a los llamados estados de ansiedad.
Como el estrés, la ansiedad no es necesariamente negativa, ya que es la manera en la cual nuestro cuerpo tiene de alertarnos de que algo va mal. Pero cuando ese algo está fuera de nuestro control (que suele ser el caso en el mundo actual), entonces ese estado puede volverse un desorden crónico, que afecte negativamente nuestras actividades cotidianas.
Un ejemplo destacado es lo que hemos estado experimentando estos últimos meses: el Covid- 19 (factor de estrés) que ha sido un duro golpe en nuestras vidas, y nos ha obligado a cambiar nuestros hábitos de un día para otro. Además de no poder movernos con libertad, el miedo al contagio también ha aparecido, y todos estos factores han conducido a mucha gente a un estado permanente de ansiedad.
El vínculo entre el estrés y la ansiedad es de sobras conocido. Cuanto más dure la situación de estrés, más probabilidades hay de que desarrollemos desórdenes de ansiedad. Las áreas del cerebro implicadas están también bastante estudiadas.
Se conoce que, en condiciones de estrés, se da una hiperactividad en la amígdala (el área donde se procesa el miedo) e incrementa la cantidad de señales que envía hacia el córtex prefrontal (el área que se encarga de procesar los comportamientos cognitivos complejos). El estrés, por lo tanto, genera un vínculo entre la amígdala y el córtex prefrontal.
El mecanismo endógeno que subyace a esta unión (previamente desconocido), ha sido, al menos en parte, revelado por nuevos estudios titulados "Endocannabinoid Signalling Collapse Mediates Stress - Induced Amygdalo-Cortical Strengthening” (“El colapso de las señales del sistema endocannabinoide media con el estrés: fortalecimiento amigdo-cortizal inducido”) publicado en la edición de marzo de la revista científica Neuron.
¿El cannabis como tratamiento contra la ansiedad?
Gracias a este estudio tan bien diseñado, donde se han empleado técnicas innovadoras, los autores han demostrado que el estrés produce un “colapso” en la actividad del endocannabinoide 2-AG entre la amígdala y el córtex prefrontal, y esto genera estrés.
Si este estrés se prolonga en el tiempo, puede dar lugar a ansiedad. Estas investigaciones, por lo tanto, parecen confirmar lo que los estudios llevaban años indicando: el potencial del cannabis como tratamiento contra el estrés y, particularmente, en los trastornos de ansiedad.
Livio Luongo, miembro de Cannabiscienza’s y catedrático en neurofarmacología, nos da su visión sobre estas nuevas investigaciones: “El rol de los endocannabinoides es muy importante para mantener los complejos procesos homeostáticos del cerebro. De hecho, juegan un rol importante en las áreas del cerebro responsables de la integración de estímulos externos, los estados de ansiedad y los sucesos desagradables emocionales y sensoriales; así como en las secuelas centrales asociadas con el dolor crónico.
El estudio es interesante, aunque muy técnico y toma en consideración un circuito específico, el que va desde la amígdala al córtex. Los datos muestran que algunos componentes de la Cannabis sativa podrían utilizarse, en las concentraciones adecuadas, en algunos estados de ansiedad. Un ejemplo interesante lo encontramos en el Cannabidiol (CBD), un fitocannabinoides ampliamente utilizado como tratamiento para los síntomas asociados a la ansiedad en la actualidad”.
En realidad, diversos estudios han demostrado que el CBD, más que el THC, parece funcionar como ansiolítico, si bien su efecto varía según la dosis. Por lo tanto, estimular el sitema endocannabinoide, también mediante el uso de cannabis, parece ser una buena estrategia para combatir la ansiedad.
No obstante, todavía quedan dudas por resolver. Por ejemplo, es necesario determinar por qué no todos los individuos desarrollan ansiedad cuando están sujetos a situaciones de estrés. Debe de existir otros circuitos que compensan la disminución de la actividad del endocannabinoide 2-AG, algo que podría funcionar mejor en unos individuos que en otros. Por otro lado, estos datos, aunque son de gran interés, deben ser corroborados con experimentos en humanos.
Sin embargo, lo que estas investigaciones podrían desvelar (si todavía es necesario) es el rol clave que juega el sistema endocannabinoide a la hora de regular las importantes funciones del cuerpo. Especialmente las funciones conductuales y, con ello, las numerosas oportunidades que ofrece la increíble planta que lo modula: el cannabis.
Referencias:
Marcus DJ, Bedse G, Gaulden AD, Ryan JD, Kondev V, Winters ND, Rosas-Vidal LE, Altemus M, Mackie K, Lee FS, Delpire E, Patel S. Endocannabinoid Signalling Collapse Mediates Stress-Induced Amygdalo-Cortical Strengthening. Neuron. 2020 Mar 18;105(6):1062-1076.e6.
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