¿Es la microdosis el futuro del cannabis?

Hubo un tiempo en que el objetivo de consumir marihuana para la mayoría de usuarios de cannabis era ponerse muy ciegos, agarrar un buen high : ojos rojos, boca seca, ataques de risa y muchies … ¡¿Te suena la película?! Por supuesto, esa sigue siendo una opción popular para mucha gente, pero a medida que el siglo XXI se acerca a su primer cuarto, los beneficios que conlleva la microdosificación del cannabis es un tema de conversación cada vez más popular. 

La microdosis está más asociada tradicionalmente a las sustancias psicodélicas, como el LSD y las setas, las cuales proporcionan potentes efectos alucinógenos con una sola dosis. Muchas personas hablan de experiencias positivas (disminución de la ansiedad y la depresión, aumento de la concentración y la creatividad, así como menos dependencia al alcohol y al tabaco) cuando se toman en muy pequeñas cantidades (microdosis) de forma regular, un hecho cada vez más avalado por la ciencia.  

¿Por qué las microdosis de yerba?

Los beneficios de la microdosificación del cannabis son obvios para el usuario médico, especialmente aquellos pacientes que no presentan una historia previa de consumo de cannabis. El cannabis medicinal aporta beneficios para la salud y el bienestar, y ha demostrado ser efectivo para tratar el dolor, la ansiedad y la depresión, así como para combatir el insomnio y estimular el apetito, entre otras cosas. No obstante, muchas personas que se inician en el consumo de cannabis, se han visto decepcionados por el efecto de “colocón” que brinda esta planta.

Por supuesto, las variedades ricas en CBD tales como CBD Relief y CBDream poseen el mínimo contenido en THC, pero el componente psicoactivo de la planta del cannabis (el Tetrahydrocannabinol) es conocido por sus propiedades beneficiosas para la salud. La combinación de estos dos (y otros) cannabinoides actúa sobre el sistema endocannabinoide del cuerpo. Por lo tanto, la microdosificación beneficia a las personas usuarias de cannabis medicinal gracias a la introducción de cannabinoides en el cuerpo, en dosis tan bajas, que no causan efectos visibles (cómo hacer sentir a la persona “colocada”).

Más allá de las condiciones médicas específicas, existe un extenso debate alrededor del bienestar general, que acompaña la microdosis. De hecho, ya se está haciendo cuando se consume aceite de CBD, en gotas diarias con una pipeta; y la microdosis de THC y otros cannabinoides no es distinta. 

¿Microdosis de cannabis? ¿Cuál es la adecuada para ti?

Esta es la pregunta del millón, ¡y la respuesta es que no existe una única respuesta! Para entender el concepto de microdosis se debe también reconocer que todo el mundo (tal y como ocurre con el cuerpo) es diferente. Tal y como ocurre con la altura, el peso, el metabolismo y otros factores genéticos y ambientales (incluyendo los niveles de tolerancia al cannabis en consumidores habituales) el propio estado de equilibrio del cuerpo (homeostasis) también puede afectar a la dosificación personal.

“Poco y despacio” es un mantra usado frecuentemente en el caso del THC. Quienes abogan por la microdosis normalmente recomiendan comenzar con una dosis diaria de 2-3 mg durante algunos días, y aumentar la dosis cuando se sienta la necesidad. Es importante enfocarse en el efecto deseado: una sensación de bienestar, más que un cambio en la percepción de la realidad. Esa es la diferencia entre tomar el sol durante 30 minutos para beneficiarse de la vitamina D, o tostarse al sol hasta que la piel oscurezca varios tonos.

¿Cómo tomar microdosis de THC?

La microdosis de THC supone claros beneficios vía gominolas y otros comestibles que poseen niveles prescritos de cannabinoides. Lo mismo podría decirse de los cartuchos para vape infusionados con extracto de cannabis (compra siempre productos regulados). Sin embargo, en países donde estos productos no son legales, esta no es una opción. 

La manera obvia de microdosificar es mediante la inhalación. Adoptar el hábito de “una calada” es la solución que muchos autocultivadores elegirán. Hay variedad de productos de “una calada” en el mercado, en forma de vape o pipa, que proporcionan cierto grado de control al usuario. Cultivando su propio suministro, los autocultivadores pueden trabajar con variedades de cannabis específicas, que aportarán algo de consistencia en cuanto a su contenido en cannabinoides y efecto.

 

Elaborar tus propias recetas de alimentación cannábica es otra opción, aunque las recetas caseras carecerán inevitablemente de dosis estandarizadas de cannabis. La receta básica para elaborar tus propios alimentos de cannabis es descarboxilar la yerba (calentarla en el horno a 105-120°C) y después mezclarla con grasa, como aceite de coco o mantequilla, y cocer a fuego lento durante un período de tiempo. Esto proporciona un aceite de cannabis con THC, que será el ingrediente base para añadir a la comida que se quiera. Las tradicionales gominolas son una buena opción porque se almacenan bien, y hay un montón de recetas disponibles en Internet que dan instrucciones sobre cómo prepararlas.

La microdosificación de THC es una aventura personal, que tiene lugar a través del tiempo. Está vinculada a un diálogo con uno mismo y la salud física, y un hecho que se sigue comentando en las conversaciones entre los entendidos es que, para que la microdosis funcione, hacen falta unos niveles más bajos de lo que la gente piensa. No lo olvides, comienza con poco, avanza despacio y escucha lo que tu cuerpo te dice.

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